terça-feira, agosto 19, 2008

Ex Jogador do GDD e internacional uruguaio quase perde a vida...

El miércoles 13 de agosto de 2008 es un día que el uruguayo Marcelo Gutiérrez no va olvidar nunca. Fue el día en que pudo haber muerto en el balneario de Bariloche, en el sur de la vecina Argentina. La inseguridad y el delito están llegando a todo lados

Tres delincuentes con sus rostros semicubiertos y portando armas de fuego asaltaron un hotel en Bariloche en el que se encontraba un grupo de uruguayos.

El rugbista de Old Christians Marcelo Gutiérrez los enfrentó a golpes y casi pierde la vida. Le dispararon cuatro veces y dos balas impactaron en su pierna izquierda. Hoy se recupera en su casa de Montevideo.

-¿Cómo va tu recuperación, qué te dijeron los médicos?

-Dijeron que hay dos riesgos importantes. Uno es el de la infección, ya que la bala es una herida “sucia”. Ingresa con bacterias de la piel y pedazos del pantalón y la ropa. Estoy en un proceso de antibióticos bastante fuerte. El otro riesgo es el de la fractura del fémur, ya que la bala atravesó y dejó como un túnel en el hueso.

-¿Vas a permanecer en tu casa? ¿No te van a operar por el momento?

-Tengo cinco días de internación domiciliaria. Por ahora, si no me fracturo, no me van a operar. Para sacar la bala habría que cortar el músculo, lo cual es muy complicado. Dicen que si la bala no me molesta, la van a dejar.

-¿Qué recordás de los hechos en el hotel de Bariloche?

-Fui invitado a esquiar por unos colegas argentinos de Mendoza. Fuimos sorprendidos por tres ladrones que entraron con armas. Uno se quedó reduciendo a tres personas que estaban mirando la televisión. Otro se quedó forcejeando la puerta de un cuarto donde había otro amigo, que la aguantaba para que no entrara. Incluso tenía miedo que le dispararan a través de la puerta, por lo que corrió una cucheta y la trancó desde el piso.

El tercero pasó por una puerta de vidrio y llegó a un living con una mesa grande en la que yo estaba trabajando con la computadora. Nunca había vivido una situación similar y al comienzo no me daba cuenta de lo que pasaba.

-¿Ellos tenían sus rostros cubiertos?

-Semicubiertos. Con un cuello polar que les tapaba hasta la nariz aproximadamente. Eran personas con rasgos indígenas, cara redonda, ojos achinados y pelo negro duro.

-¿Qué estado de ánimo tenían? ¿Estaban violentos, drogados?

-Estaban violentos. Lo primero que hacían era golpearnos con la culata del revólver para tratar de noquearnos o dejarnos tranquilos y que cayéramos al piso. Yo al principio no había visto a los otros dos. El que vino a donde yo estaba era muy chiquito, mediría 1.55 mts.

Automáticamente empezamos a forcejear y en ningún momento pudo reducirme. Hoy lo pienso y es una locura, porque estaba armado y yo no sabía si había más ladrones. El tipo era bastante escurridizo, nunca le pude pegar como para que cayera o soltara el arma, que después me enteré era calibre .22.

Salió corriendo e inmediatamente volvió con otro de los ladrones que tenía una .38. El tercero estaba pateando a mis amigos que estaban en el piso. Ahí fue cuando decidí tirarme al suelo. Recién en ese momento pude razonar que oponerme era una locura, que no me importaba que me robaran todo.

-¿Y cómo fue que, estando ya en el piso y entregado, recibiste dos balazos?

-Ahí empezaron a patearme. Me apuntaban y me decían “te vamos a matar hijo de puta”. No paraban de patearme. Y en un momento el más pequeño, al que yo había golpeado, le dice al otro: “dale un tiro, dale un tiro”.

Sin razonarlo, me levanté y empecé a tirar patadas pensando que si me iban a ejecutar, por lo menos iba a morir peleando. No sé si es que vi muchas películas de Steven Seagal o que, pensé que con esas patadas les iba a “volar” los revólveres o a tirarlos al suelo, pero nada de eso pasó.

Tampoco me enfrentaron físicamente, preferían abrirse. Y en ese momento me empezaron a disparar. Cundo yo iba a buscar a uno, me disparaba el otro.

Tal es así que tengo un balazo de una .22 que entró y salió. Y uno que me pegaron casi a quemarropa con una .38, que me tiró al piso. La bala me atravesó el fémur y me quedó cerca de la cadera. Frente a esa situación, se fueron.

-¿Cuántos disparos hicieron en total?

-Cuatro, siempre hacia mí. Yo, en el momento, recordaba sólo uno. Me enteré de la cantidad por la pericia que hizo la Policía. Incluso me enteré que tenía un segundo balazo en el cuerpo cuando llegué al hospital. Sólo recordaba el de la 38 que me tiró al piso.

- ¿Quedaste consciente?

-Sí, y salí a la calle arrastrando la pierna, pidiendo ayuda para que alguien me llevara al hospital.

-¿En ese momento que dijeron “tirale un tiro” se te pasó por la cabeza que podías salir sin vida de allí?

-Totalmente. No tenía ninguna duda que me iban a matar. Hoy, la verdad que estoy agradecido porque estoy fuera de peligro y en mi país, con mis seres queridos.

“Oculté la sangre para poder viajar”

Pese al consejo de los médicos, Marcelo resolvió regresar antes de que le dieran el alta. Pero en Aerolíneas Argentinas no lo querían dejar viajar con dos heridas de bala.

“Por suerte tuve el apoyo de mucha gente. Desde mis amigos abogados argentinos hasta la gente del estudio en el que trabajo acá en Uruguay. Tuvimos que cambiar el informe y pasar de `accidente de bala` a `accidente de esquí`. En el avión tuve que esconder la mancha de sangre que tenía en el vaquero”, recuerda.

Con la Policía argentina no tuvo problemas. “Ellos están con un operativo bastante grande, porque el tema fue muy grave: un turista baleado es la peor publicidad que puede tener Bariloche”, destacó.

Perfil

Nombre:

Marcelo “Machu” Gutiérrez

Nació: Montevideo

Edad: 31

Otros datos: Figura del Old Christians

¿El último campeonato?

Marcelo Gutiérrez trabaja en un estudio legal y sus tareas lo llevan a estar permanentemente de viaje. En un mes, podrá hacer una “vida normal”, le dijeron los médicos. Sin embargo, con respecto a su carrera deportiva, el diagnóstico no es tan auspicioso. “Mi carrera deportiva no sé cuánto tiempo más iba a durar, fue bastante larga. Los médicos me dijeron que para hacer un deporte de contacto, como el rugby, tengo que pensar en un tiempo muy dilatado. No sé si voy a volver a jugar, pero por lo menos estoy contento porque después de 17, años salí campeón con mi club el año pasado, que era uno de mis objetivos en la vida. Así que en cierta forma, estoy tranquilo”, dijo a El País en su casa del barrio Malvín.

A. López Reilly
Fuente:El Pais

2 comentários:

Anónimo disse...

Como tudo o que é negativo, como a violência é um fenomeno à escala mundial, infelizmente!

As melhoras!

poio humano disse...

de acordo!!!